Las cárceles no son feministas.

Compartimos el texto de las compañeras de C.A.M.P.A., Colectivo de Apoyo a Mujeres Presas de Aragón.

Estamos más que acostumbradxs a que tras un asesinato o agresión machista, el populismo punitivo lo impregne todo. Y a esto no escapa el feminismo, o al menos una parte de él.

En el texto las compañeras atacan esa idea y defienden como la lucha feminista debe ser capaz de elaborar otras respuestas.

 

En relación al caso de Laura Luelmo muchas voces feministas han clamado a la sororidad, a nombrarlo violencia de género, a querer ser libres y no valientes al volver a casa…relacionando esto, una vez más, con la petición de cárcel o de penas más duras para los sujetos acusados de este tipo de actos.

La mediatización de los crímenes más terribles (y su impacto emocional en la sociedad) crea un caldo de cultivo fabuloso para implementar políticas en materia penal, lo que se conoce como populismo punitivo. El populismo punitivo tiene su base en el pensamiento neoliberal según el cual las responsabilidades son individuales y la sociedad es una suma de voluntades libres, admitiendo que no existen los condicionantes materiales o que no se construye nuestra personalidad en base a interacciones sociales.

Implantar la prisión permanente revisable en los casos de crímenes sexuales no va a contribuir a que los hombres dejen de matar ni agredir a mujeres; lo que sí va a hacer es reforzar la idea de que las responsabilidades son exclusivamente individuales1.

El internamiento penitenciario, con su carácter de institución total, genera por sí mismo un alto grado de conflictividad. La cárcel ―usando su terminología― no disminuye el crimen y además no “resocializa” a los/as condenados/as, es decir, no mejora las condiciones sociales ni personales, sino que únicamente las deteriora. El efecto disuasorio de la pena (a mayores penas, menor número de delitos) es un mito. Los crímenes son, en la inmensa mayoría de los casos, producto de vacíos y fallos en la estructura social del sistema, entre ellos se pueden encontrar la educación sexual y afectiva, las precarias condiciones económicas, la ausencia del acceso a recursos sociales, etc. Por ello, el castigo individual carece de utilidad en el sentido de solución o restablecimiento del daño.

El sistema penitenciario reproduce y legitima las desigualdades estructurales sobre las que se asienta. Desde C.A.M.P.A. se aboga por la abolición de las prisiones como alternativa al hecho de que seguir manteniendo el sistema penitenciario signifique seguir sosteniendo el deterioro de las relaciones sociales y de las condiciones de las personas. La filósofa Angela Davis, propone que las medidas para la eliminación de estos mecanismos punitivos instaurarían, poco a poco, las propias alternativas a la prisión2.

Se necesita exigir un sistema garantista en cuanto a derechos (salud, trabajo, vivienda, etc.) y alternativas basadas en el cuidado y la protección real de las personas; un sistema que revitalice la educación a todos los niveles desde un punto de vista antipunitivista y transfeminista. Esto supondría, por ejemplo, abogar por una justicia restaurativa para mediar entre la reparación y la reconciliación con las personas envueltas en el conflicto y la comunidad, favoreciendo así la cohesión y no la ruptura del tejido social. Cambiar el poder de intervención en la sociedad a nuestro bando.

Involucrar a la comunidad

También se pone de relieve la necesidad de replantear el sistema penal (la relación entre crimen y castigo), involucrando a la comunidad como elemento necesario para la labor educativa y como espacio para generar lazos y redes de apoyo. El principal efecto negativo del punitivismo (endurecer las penas, implantar la cadena perpetua…) es que nunca parte de un análisis de las causas de los problemas sociales (apoyado en la falacia de que da igual la causa que si el castigo es duro no se cometerá de nuevo el delito).

El punitivismo, por tanto, obvia el feminismo, obvia las causas y considera que los delitos son exclusivamente responsabilidad de las personas que los cometen y las únicas medidas que se toman al respecto están basadas en el castigo y no en la reparación de los daños.

Si tratamos la violencia machista como una serie de problemas individuales que no están entrelazados entre sí, con ello sólo conseguiremos invisibilizar su causa: la estructura heteropatriarcal que actúa como nexo en toda esta problemática. Así, suscribimos las palabras de Laia Sierra: “es legítimo, comprensible y respetable que desde el dolor se pueda reivindicar ‘mano dura’ contra los victimarios, pero la empatía y solidaridad con las víctimas y con las supervivientes no nos puede llevar a aceptar que el Estado guíe su política criminal en relación a ello’3.

Dejar de poner el foco en el castigo

Desde los feminismos tenemos ciertas responsabilidades a este respecto. Es otra lógica, diferente a la impuesta desde el sistema heteropatriarcal, en la que debemos indagar y comenzar a pensar el lugar dónde nos situamos, en este caso, dentro del circuito del sistema penal.

Si a nosotras “mujeres agredidas” (y podemos extender esto a otros colectivos), a las que se les nos debe proteger y las que, para protegernos, tenemos que vivir con miedo, cautas, inseguras…se nos ubica, también desde cierto feminismo, en la categoría de víctimas ¿Quién va a ser y en qué lugar se encuentra ese “ente salvador”? ¿En el Estado, en el sistema penal, en la justicia, en los hombres que no agreden? ¿Esos son los salvadores?

La antropóloga Rita Segato, en su libro La guerra contra las mujeres apunta: “Esa construcción colonial moderna del valor residual del destino de las mujeres es lo que necesitamos desmontar, oponer y reencaminar, porque es de este esquema binario y minorizador que se derivan no sólo los daños que afectan a la vida de las mujeres, sino que también se expresan los males que afectan a la sociedad contemporánea como un todo”.

¿Qué va a contribuir a que la sociedad se transforme? Hay que destacar el valor y el potencial de las miles de personas que salen a la calle, a las concentraciones y paros en los que se expresar su rechazo ante la violencia patriarcal. Dejemos de poner el foco en el castigo, dejemos de pensar que la culpa es individual y utilicemos toda esa potencia para generar posibilidades de cambio social desde la raíz.

¿Quién está en la cárcel?

Afrontar el problema de otra manera es obviar todo lo expuesto por el movimiento feminista. El punitivismo, el castigar individualmente y de la forma más dura, choca frontalmente con la socialización, la colectividad y con el objetivo de trabajar las intersecciones que intervienen en los conflictos sociales de manera fructífera y vital. El punto es cómo educamos a la sociedad para entender el problema de la violencia sexual como un problema político y no moral como bien apunta Segato.

Pensar que la cárcel es necesaria no es más que algo que nos han hecho creer como si fuera un rasgo intrínseco a la vida y a nuestro sistema político y social. Es por ello que no es fácil el deshacernos de esta supuesta necesidad de castigar y de encerrar a las personas en pos de mantener nuestra propia seguridad y la del propio sistema bajo la perversa y falsa premisa de la reinserción, que lo único que hace es precarizar la existencia.

La cárcel se instituye como penalizadora de conflictos que expulsa toda disidencia que cuestione su estructura precisamente para mantenernos dentro del orden establecido. De esta manera podemos comprender que precisamente se encarcela no a las personas según el delito que cometen, sino según sus condiciones sociales: pobres, disidentes, refractarixs, marginadxs. Cuando la representación simbólica de la “maldad” se acoge a denominar mediáticamente un “Otro/a” como enemigo, cambia las condiciones de visibilidad de un problema que es estructural y no individual.

La cárcel pretende ocultar a las personas detenidas etiquetándolas como monstruos delincuentes, de tal manera que generen indiferencia y repulsión a la sociedad. Esta no es más que una manera de desresponsabilizarnos, pues la ciudadanía se siente, así, ajena al criminal y, los funcionarios, ajenos al verdugo4.

La mirada abolicionista es difícil de gestionar cuando la cultura del castigo está arraigada en todos los frentes, tanto en el de los opresores como en el de las oprimidas. Nos basamos desde hace siglos en una cultura del castigo de este Otro, del hereje, de la bruja, del loco, del delincuente, del mafioso, del pedófilo, del terrorista, en definitiva, del enemigo. La cultura así instituida es, en suma, un elemento de adiestramiento y etiquetación mediante el mecanismo pena-castigo para producir subjetividades “a imagen y semejanza” del funcionamiento capitalista.

Se trataría, entonces, de seguir planteando, pensando y construyendo, desde otro lugar, alternativas y estrategias contra sistemas que nos oprimen y nos impiden tener una vida digna y sostenible y que, en definitiva, merezca la pena ser vivida. Es necesario poner a los feminismos a trabajar en este sentido, y no en otros. Poner a los feminismos de nuestro lado. Porque las cárceles no son feministas.

1 «La violencia machista, al ser puesta entre rejas, se presenta como una excepcionalidad individual, separándola de prácticas sociales y violencias cotidianas y convencionales que la posibilitan, invisibilizando el carácter histórico de la sociedad patriarcal y de la actual estructura social de relaciones de poder. Si queremos construir un mundo más justo, más humano, la cárcel no sirve ni para nuestrxs peores enemigxs. Tenemos que ponernos ya a pensar otra manera de solucionar los conflictos que no pasen por la lógica punitivista que únicamente castiga a las personas y no se ocupa de las condiciones que conforman el conflicto». C.A.M.P.A., Como enfrentar el caso de “La manada” desde un transfeminismo antipunitivista. Recurso web: https://campazgz.wordpress.com/2018/05/03/como-enfrentar-el-caso-de-la-manada-desde-un-feminismo-antipunitivista/disciplina y un control para poder ejercer el control sobre esa población.

2 Davis, A. Democracia de la abolición. Prisiones, racismo y violencia. Trotta, Madrid, 2016.

3 Sierra, L. Populismo punitivo o como se instrumentaliza el dolor de las víctimas. Recurso web: http://www.pikaramagazine.com/2018/02/populismo-punitivo-o-como-se-instrumentaliza-el-dolor-de-las-victimas/

4 Guagliardo, V.: De los dolores y las penas. Ensayo abolicionista y sobre la objeción de conciencia. Traficantes de sueños, Madrid, 2013.

  (Colectivo de Apoyo a las Mujeres Presas en Aragón)

Crónica de las movilizaciones contra el heteropatriarcado del 15E.

El pasado día 15 de Enero, hubo varias movilizaciones contra los nuevos ataques que el patriarcado está practicando y en solidaridad con les compañeres que viven en Andalucía.

Sabemos que hubo concentraciones en Villarobledo, Puertollano, Tomelloso y Ciudad Real.

En Ciudad Real unas 400 personas se concentraron en el centro de la ciudad. La concentración pasó a ser manifestación y durante más de una hora se oyó gritar contra el heteropatriarcado y el capitalismo por las calles y plazas más céntricas de la ciudad.

 

Semana de llamadas al circo Quirós.

Compartimos la convocatoria que desde varios proyectos antiespecistas se ha lanzado, enmarcada dentro de la lucha contra los circos con animales que se está desarrollando en Madrid, ciudad donde se encuentra actualemente el Quirós.

Semana de llamadas al circo Quirós desde el lunes 17 hasta el domingo 23. Vamos a colapsar su teléfono para preguntarles cuándo van a dejar de explotar animales.

[Gasteiz] Reivindican un sabotaje a la Cruz franquista de Olarizu

La base de la cruz franquista de Olarizu, casi en su integridad, ha sido cortada de noche, dejando unas simples cuerdas atadas como aparente invitación al derribo de la misma. En un comunicado, acompañado de un vídeo, que ha sido remitido a Hala Bedi, afirman que:

 “[…]no podíamos quedarnos de brazos cruzados” y que ahora “hemos superado la impotencia dando forma a nuestros sueños. Queremos estar orgullosas de nuestra ciudada y de nuestro pueblo.
Ahora ha ganado la respuesta popular. La cruz franquista es pasado. Tenemos la opción de aprovechar los lodos de esa cruz para homenajear a miles de luchadores de la resistencia antifranquista y por la libertad. Aprovechémosla”

[Palencia] Crónica de la marcha a la cárcel de Dueñas.

El 15 Diciembre 2018 algunxs compañerxs de diversos lugares nos hemos concentrado delante de la prisión de La Moraleja (en Dueñas). Los motivos que nos han empujado a hacerlo son varios:

1) Allí estaba el compañero Ruiman encerrado hasta hace unos días. La semana pasada se realizo una campaña en su solidaridad ( envió de faxes, llamadas,etc) y al segundo día de campaña lo han enviado a su tierra, siendo esta, una de las reivindicaciones que se exigían, no podemos estar mas contentos. Estaremos felices cuando lo veamos en la calle libre y vivo. Mientras tanto que no se crean los de IIPP que lo hemos olvidado, por el también estuvimos y estaremos en alerta, hasta que veamos cumplidas todas nuestras/suyas reivindicaciones.;

2) En solidaridad con todxs lxs presxs en lucha que actualmente están en huelga de hambre (del 15 al 25 Diciembre). Una lucha individual y al mismo tiempo colectiva, por la libertad, por la dignidad, por la salud en definitiva por aquello que nos hace hombre y mujeres libres en nuestros designios, por la hermandad entre lxs oprimidxs y la guerra al vil explotador y opresor.

La protesta a medio día ha transcurrido con normalidad, se ha puesto música, hablado por el micrófono, conversado con algún preso y muchos de ellos respondían con saludos desde las ventanas. Se ha circundado la prisión y por medio de unos globos se han levantado algunas reivindicaciones escritas en algunos folios. Los guardianes, poco propensos a leer y al frió continuaban a pasar en sus coches y grabándonos con cámaras de vídeo. Los compañerxs presentes hemos decidido dar por concluido este momento de protesta hacia las 15 horas, cuando las pocas familias que habían acudido a visitar a sus familiares presos abandonaban el lugar. Nos llamó la atención los pocos familiares que acudían a las visitas. Hay que agradecer de esto a la huelga que están haciendo los carceleros que a conciencia están obstaculizando la normales visitas. No son carceleros son asesinos a sueldo.

Animo a todos y todas en estos días (y en los venideros).

Hasta que todxs seamos libres!!


Si tocan a unx, nos tocan a todxs

(A)

Info sacada de: http://valladolorentodaspartes.blogspot.com y de Presxs en Lucha.

Solidaridad con lxs presxs en lucha en huelga de hambre.

El mismo día 10, cuando daba comienzo la huelga de hambre de distintas presas en varias cárceles de todo el Estado, su pusieron varias pancartas por toda Ciudad Real, también en barrios donde la cárcel es una realidad para muchas de las que ahí viven.

Solidaridad con lxs rebeldes que no se doblegan pese a las duras circunstancias.

Contra la cárcel, los centros de menores, los CIES y la sociedad que los necesita.